Historias raras

La noche está fría, pero no estoy mal, pienso en tu voz y en cómo te reías sin parar. Quizás estés cansada, con el cuerpo dolido, pero sé que en el fondo tu fuerza no se ha ido. Mi italiana de dos pesos, mi tesoro sin precio, Quiero verte sana, escucharte de nuevo, hablando sin freno, como mi lorita de ensueño. Con tus historias raras, y tus enojos de un segundo, no hay nadie como vos, ni en este ni en otro mundo.

Autor: Anónimo
Publicado: la semana pasada
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